UNA VIDA AUSTERA.
Tomado del libro:
DESCUBRE CÓMO SER
FELIZ CON MENOS”
DE MICHAEL KORTH,
ED. URANO
DE VENTA EN CDT A SÓLO $100.00
La tesis fundamental sobre la que reposa toda la filosofía práctica de la vida formulada por Epicteto es la siguiente:
“Hay algunas cosas que podemos controlar y otras que no. Podemos controlar nuestros pensamientos, nuestras acciones, nuestras apetencias y nuestros rechazos, es decir, todo lo que sale de nosotros mismos. No podemos controlar nuestro cuerpo, nuestras propiedades, nuestro prestigio, nuestra posición exterior, es decir, todo lo que no sale de nosotros mismos.”
El mal que llamamos estrés también se propaga como una epidemia e infecta incluso a aquellos que en realidad tendrían tiempo para disfrutar de su vida: los pensionistas. Y más aún los escolares, a los que sus padres y maestros estresados preparan para la lucha por la vida, como lo formuló de manera brillante el físico y filósofo francés Blaise Pascal:
"Se encarga a los hombres, desde su infancia, del cuidado de su honor, de su bien, de sus amigos e incluso de los bienes y del honor de sus amigos; se les abruma de tareas, del aprendizaje de lenguas y de ejercicios,y se les hace comprender que no podrían ser felices sin que su salud, su honor, su fortuna y la de sus amigos estén en buen estado, y que la falta de una sola cosa nos hará desgraciados. Así, se les encomiendan cargos y tareas que les hacen preocuparse desde que apunta el día. ¡He ahí, diréis, una extraña manera de hacerlos felices!. ¿Qué se podría hacer mejor para hacerlos desgraciados? ¡Como! ¿Qué se podría hacer?: No habría más que quitarles todo sus cuidados, porque entonces se verían así mismos, pensarían en lo que son, de dónde vienen, adonde van, y así no se puede ocuparlos demasiado y distraerlos.
Y es por lo que, después de haberles preparado tantas tareas, si tienen algún tiempo de descanso, se les aconseja lo empleen en divertirse, en jugar y en estar siempre ocupados por entero.
¡Qué vacío y lleno de basura está el corazón del hombre!”
Para Aristóteles Onassis, un millonario “no era a menudo sino un pobre hombre con muchísimo dinero”.
El jefe indio Powhatan, cuya tribu había mantenido, a principios del siglo XVII, relaciones cordiales con los colonos ingleses capitaneados por James Smith en Jamestown, Virginia (los indios habían suministrado generosamente los víveres más imprescindibles a los ingleses), dijo en 1609, después de que Smith planteara exigencias cada vez más desvergonzadas y las apoyara con un grupo de hombres armados:
"He visto morir a dos generaciones de mi pueblo. Ni un solo hombre de estas dos generaciones sigue vivo, excepto yo. Conozco la diferencia entre la guerra y la paz mejor que cualquier hombre de mi pueblo (…). ¿Por qué quieres arrebatar con violencia lo que podrías conseguir pacíficamente, con amor? ¿Por qué matas a los que te procuran alimentos? ¿Qué puedes ganar con la guerra? ¿Por qué nos tienes envidia? Nosotros no tenemos armas y estamos dispuestos a darte lo que quieras si vienes como amigo, y no con espadas y armas de fuego, como enemigo. No soy tan ingenuo como para no saber que es mejor comer buena carne, dormir tranquilo y vivir pacíficamente con mis mujeres y mis hijos.
Es mejor intercambiar cobre y hachas con los ingleses y reír y festejar con ellos que echar a correr y morirse de frío en los bosques, comer raíces y bellotas y ser perseguidos (…). Llevaos vuestras espadas y armas de fuego, que son el motivo de todo nuestro recelo. Lleváoslas a todos vosotros pereceréis por vuestras propias armas tan miserable como yo."
Palabras que aún siguen siendo actuales.
Como las reflexiones de Séneca tienen hoy más actualidad que nunca, cito a continuación algunos pasajes importantes de su obra:
"Así como los ricos tesoros reales son despilfarrados al instante cuando caen en poder de malos dueños, otros bienes más modestos aumentan, en cambio, cuando son entregados a un administrador que sabe hacer buenos sobre ellos. Así se amplía también nuestro tiempo de vida si sabemos administrarlo bien. La vida es larga si sabes utilizarla debidamente. Pero a unos los domina su insaciable codicia, a otros, un trabajo excesivo y a veces superfluo. Otros desperdician su vida bebiendo vino. Éste se consume en una inactividad en soñadora y meditabunda, a aquél lo agobian su ambición, que depende eternamente de juicios ajenos, y este recorre mares y tierras confiando en obtener riquezas (…), el de más allá malgasta su tiempo lamentándose de su propio destino adverso (…). Solo vivimos de verdad una pequeña porción de nuestras vidas (…). Uno sirve a éste, el otro, aquél, pero ninguno se sirve a sí mismo (…). Créeme, un hombre grande Y que esté muy por encima de los errores humanos no dejará que le quiten un solo instante de su tiempo y por eso su vida es la más larga, porque la ha tenido a su disposición por entero, independientemente de lo que haya durado (…). Asqueados por el presente, todos se torturan pensando con nostalgia en el futuro. En cambio, aquel que utiliza su tiempo para uso propio en su totalidad, que organiza cada uno de sus días como si fuera toda su vida, no desea el mañana ni le teme (…). ¿Qué nuevos placeres podría traerle aún cualquier hora? ¿Puede haber algo más fatigoso que la vida de quienes están constantemente tomando toda suerte de precauciones y prevenciones? Llevan siempre mucha prisa para poder vivir mejor algún día, y organizan su existencia futura a costa de su vida presente (…). El mayor impedimento de la vida es la expectativa, que depende del mañana y descuida, sin embargo, el hoy (…). Todo cuanto aún tenga que suceder es incierto; vive el instante (…), ¿cómo podría no ser larga la vida de quienes viven alejados de todo negocio? (…).
Entre todos, los únicos que viven en paz son los que dedican su tiempo a la sabiduría; solo ellos viven de verdad. Pues no solamente utilizan bien su propia vida, sino que añaden a su propio tiempo cualquier otro; todos los años transcurridos antes de ellos son así añadidos a los suyos; ninguna época nos esta velada; a todas tenemos acceso (…). Podemos disputar libremente con Sócrates, dudar con Carnéades y disfrutar tranquilamente con Epicuro, vencer la naturaleza humana con los estoicos (…). La vida más breve y cargada de cuitas es la de aquellos que olvidan el pasado, no prestan atención al presente y temen al futuro (…). Por eso aspiran a estar continuamente ocupados Y todo el resto del tiempo les resulta molesto."