martes, 5 de julio de 2016

¡FORJA UN CARÁCTER FIRME!

DECÍDETE A TRIUNFAR
¡FORJA UN CARÁCTER FIRME!

Tomado del libro “DECÍDETE A TRIUNFAR", de Norma Pantojas


Generalmente cuando se escucha la palabra carácter, la mayoría de las personas la asocia con el temperamento. Así que cuando se oye a alguien vociferando y diciendo palabras soeces dicen que esa persona tiene un carácter fuerte. Pero hoy vamos a definir este vocablo que encierra la semilla de lo que se llama el verdadero triunfo la historia de nuestra existencia.

Estudiar el origen de las palabras es un ejercicio fascinante porque llegamos a descubrir su verdadero sentido y nos amplía su significado. Esa fue mi experiencia cuando hace unos años sentí curiosidad por conocer la etimología de la palabra carácter.
Encontré que "Los griegos llamaban kharatein al acto de imprimir una marca -kharakter- con un hierro candente en el ganado” y también se le llamo así al hierro que usaban para marcarlo.

Como puedes observar, el vocablo carácter tienes que ver con marcas que imprimen una identidad única en quien las recibe. Podemos definir carácter como esa forma particular qué cada uno de nosotros tiene de responder ante lo que nos acontece y cómo percibimos a los demás, sumado a los hábitos de comportamiento que hemos adquirido durante la vida. Por tanto, el carácter es una combinación de valores, sentimientos y actitudes que se va forjando de acuerdo a la información que vamos aprendiendo y archivando en nuestra mente desde que nacemos. Es la marca que ha dejado nuestro hogar de origen, las diferentes experiencias y todas las personas significativas que han tocado nuestra vida con los existencia. Lo que implica que no nacemos con esta marca que nos define. El carácter se forja Y esa es la razón por la que se puede modificar incorporando nuevas maneras de pensar hasta llegar al excelencia. Según se aprende se puede también desaprender.

Todos podemos modificar nuestro carácter si sembramos en nuestra mente nuevos pensamientos, sentimientos y valores que transformen nuestra manera de interpretar la vida. Todas las experiencias que recibimos directa o indirectamente en nuestro hogar, la escuela, la Iglesia; lo que leemos; lo que compartimos con quienes interactuamos y la cultura se convierte en los archivos mentales que serán la base con la que cada uno de nosotros evaluaremos e interpretaremos lo que vivimos a diario. 

En la medida en que hacemos un patrón de cómo responder ante lo que nos ocurre, formamos hábitos que definirán quiénes somos. Esos hábitos son los que nos definen como individuos. Esa es nuestra marca, la que permite que seamos únicos porque deja ver nuestra manera de pensar, nuestra forma de interpretar la vida, nuestros sentimientos y nuestras actitudes.

Los hábitos o costumbres son aquellas acciones que practicamos automáticamente porque ya están integradas en toda nuestra mente, en todo nuestro corazón y en todo nuestro cuerpo. Por ejemplo, si estamos acostumbrados a bañarnos todos los días, el día que no podemos hacerlo, el cuerpo automáticamente lo pide porque ya está impreso ese hábito no sólo en la mente sino en todos los miembros de nuestro cuerpo.

Otro ejemplo es la manera en que aprendimos a resolver los problemas. Algunas personas los resuelven matando, otras gritando, otras evadiendo la confrontación, y otras decidimos comunicar con amor y firmeza lo que no vamos a tolerar y buscamos la mejor forma para llegar a resolver un conflicto. 1 hábito es todo aquello que repetimos cuando experimentamos situaciones parecidas. Ese conjunto de hábitos se convierten en nuestro carácter porque esos rasgos nos distinguen de los demás, marcan nuestra manera de ser.

Nuestro verdadero carácter es el que manifestamos cuando nadie nos ve. Está tan arraigado en nuestro ser que incluso aunque no esté alguien vigilándonos, lo vamos a mostrar. Piensa un momento, cuando se va la luz en un establecimiento y queda todo en oscuridad, nadie puede ver lo que tú haces, ¿te robaría salvo de esa tienda? ¿No robas porque puedes ser sorprendido por la ley o no robas porque la honestidad está marcada en tu ser? ¿Eres fiel porque ese principio está grabado en tu corazón o por miedo a buscarte un problema y al que dirán? Cuando evalúas cada uno de tus hábitos, queda retratado tu carácter.

Los caracteres de las personas triunfadoras son aquellos que se rigen por principios y no se dejan vencer por sentimientos y emociones. Son aquellos que tienen su corazón en lo que es justo y agradable a Dios y no en lo que le provoca un mero placer temporal. La paz que produce un corazón que descansa en la voluntad de Dios, no tiene comparación. Por eso la Palabra nos manda a mantener siempre una íntima relación con Él para que su paz cuide nuestra manera de vivir y podamos estar seguros de que Dios siempre está en control, a pesar de las circunstancias adversas.

¿Qué pasa cuando el hombre se desenfoca o nunca se ha enfocado en lo que es verdadero, honorable, justo, puro, bello y admirable, excelente y digno de alabanza? No ha formado un carácter firme conforme al corazón de Dios y se deja arrastrar por lo que le piden sus impulsos. Por tanto, cada día crece en su corazón la inclinación hacia la corrupción, porque sus lentes espirituales y emocionales están tan oscuros que sus decisiones no se basan en lo honorable, bello y justo, sino en lo que da placer y satisfacción a su cuerpo y no a su espíritu.

El dinero es importante porque con este logramos cubrir nuestras necesidades, pero no puede ser lo más importante nuestra vida. Cuando se coloca en el primer lugar, la persona hace lo que sea necesario para obtenerlo, independientemente de los medios que utilice. Si el dinero fuera lo que determinara una vida triunfante, los dueños de puntos de drogas serían los primeros en la lista de triunfantes y exitosos. Se dice que si queremos conocer el carácter de una persona démosle dinero y poder porque de la manera como lo administra conoceremos su carácter.


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