EDUCACIÓN CONSCIENTE: CAPACITAR, ALENTAR Y CONFIAR.
TOMADO DEL LIBRO “DISCIPLINA CON
AMOR” DE ROSA BAROCIO, ED. PAX
Empezaré por ofrecer un consejo
práctico. Cuando su hijo le pida que haga algo por él, hágase tres preguntas:
1. ¿A quién le corresponde hacerlo,
a él o a mí?
2, ¿Lo puede hacer por sí mismo?
3. ¿Es una excepción que le
ayude, o es la regla?
Si a él le corresponde hacerlo,
es capaz de realizarlo por sí mismo y ya se volvió rutina que yo lo ayude…
¡Peligro!
Deténgase y dígale: "Hijo, estoy segura de que tú puedes
hacerlo muy bien solo".
No se sienta culpable ni caiga
ante sus súplicas y ruegos. Recuerde: ¡le están tomando el pelo!
Manténgase firme y, poco a poco, su hijo dejará de depender de usted. Primero
experimentará la natural resistencia ante el cambio, pero después
sentirá el orgullo te valerse por sí mismo.
Como apoyo repita interiormente:
Estoy haciendo lo correcto. Yo soy el adulto en esta situación y a mi me
corresponde decidir lo que le conviene a mi hijo. Me sostengo en mi decisión.
Y si te contesta: "Pero es que ¡no puedo!" Hay
que responder: "Claro que puedes, yo
voy ayudarte para que puedas". Ofrecemos sólo la ayuda necesaria para
que pueda valerse por sí mismo.
Porque ése es el secreto: no dar ni más ni menos ayudas de la que
necesita. Para eso es necesario observar.
Algunos ejemplos:
Si un niño pequeño no puede
abotonarse, sostengo la camisa y él jala el botón. Así el experimento del
éxito: "Me ayudaron, pero pude lograrlo. Me siento bien conmigo
mismo".
Al niño que es un poco más
grande, pero tímido, puedo decirle: "Yo te acompaño, pero tú le pides a la
dependienta lo que necesitas". Quizá quiera ensayar lo que va decir
para sentirse más seguro, pero aunque me ruegue, no lo hago por él.
Al adolescente que tiene miedo
de manejar: "Yo te recuerdo cuándo tengas que cambiar las velocidades y te
ayudo a estacionarlo cuando regresemos a casa".
En pocas palabras, desarrollar ese sexto sentido para saber cuándo y cuánto
apoyo necesitan. Si doy de más sobreprotejo; Si doy de menos,
abandono. Cuando logramos el equilibrio, el hijo se siente respaldado, pero
tiene la satisfacción de saber que puede lograr lo que se propone.
CAPACITAR
TÓMESE TIEMPO
Muchos padres se quejan de la
monserga de tener que hacer todo por sus hijos, pero no están dispuestos a
ayudarlos para volverse independientes.
Así que la primera recomendación
es que dé el tiempo necesario para enseñarle alguna habilidad. Imagínese que
está invirtiendo a largo plazo; esta semana le enseñó a amarrarse los zapatos
dedicándole media hora todos los días, pero después él puede ponerse los
zapatos solo. Por un lado, me ahorro tener que seguir amarrándoselos, mientras
por el otro, le permite experimentar la satisfacción y el orgullo de poder
valerse por sí mismo.
Mato dos pájaros de un tiro.
Invierto mi tiempo ahora para enseñarle, pero a la larga me evito tener que
seguir haciéndolo, al mismo tiempo que lo capacito para la vida.
Así que, tómese tiempo. Invierta
hoy para cosechar mañana.
· En vez de hablar actúe.
· Enseñe el proceso completo.
· Haga las cosas despacio.
· Supervise. Supervisar significa que lo observa de reojo y
guarda silencio. Sólo intervenga si lo siente verdaderamente indispensable. Hay
que tener paciencia y corregir lo mínimo para no desanimar.
Cuando supervise, recuerde:
· Está aprendiendo y se vale equivocarse.
· Tenga paciencia.
· No espere la perfección, pues no existe.
ALENTAR.
Muchos padres son excelentes
para enseñar al niño, pero olvidan dar el último paso: reconocer sus logros por
pequeños que sean. La tarea más importante de cualquier educador es alentar.
· Alentar no es lo mismo que alabar.
· El reconocimiento debe ser sencillo, espontáneo y
natural.
· El reconocimiento permite al niño disfruta del éxito.
CONFIAR.
El niño nace sin confianza en sí
mismo. La tiene que desarrollar como muchas otras facultades y habilidades. Lo
interesante es que son los padres y los adultos que los educan los que siembran
esa semilla de confianza a través de la fe que tienen en él.
Excelente enseñanza para todo adulto que tenga bajo su responsabilidad a niños, especialmente para los padres. Una gran felicitación a Carlos Gil por compartir estas reflexiones, toda mi admiración
ResponderEliminarTip muy recomendable!! Ese libro está genial!! Gracias por compartir Carlos. Dios te bendice y a todo tu gran equipo de trabajo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracias, me parece excelente que nos comparta estos artículos tan interesantes y llenos de aprendizaje, en verdad que me hay ayudado mucho :)
ResponderEliminar