jueves, 27 de febrero de 2014

“PORQUE DEBEN MEDITAR LOS NIÑOS”.

“PORQUE DEBEN MEDITAR LOS NIÑOS”. 
Tomado del libro “RAYO DE SOL”de Maureen Garth.

Los niños son nuestro fluido vital, nuestra verdad, nuestro ser y nuestro futuro. Todo lo que los niños aprenden de nuestro ejemplo, del grupo de compañeros de referencia, de los maestros y de los medios de comunicación les afecta a lo largo de la vida, sea de manera positiva o negativa. Los mensajes contradictorios que reciben son causa de confusión y por lo tanto, es esencial reforzar los aspectos positivos de la vida y proporcionarles una base sólida sobre la cual asentar su seguridad y su propia verdad.
La meditación constituye una forma de conseguirlo. Sería maravilloso enseñar a los niños a meditar, a profundizar en sí mismos desde pequeños, pues así alcanzarían la adolescencia y la madurez sintiéndose centrados y conscientes.

La meditación es el momento de la reflexión y la contemplación…, el momento de viajar hacia adentro. Está al alcance de cualquiera, siempre cuando se disponga de tiempo y se cree la ocasión propicia.

La meditación es sencilla, únicamente hace falta sentarse en silencio, sólo o en grupo (preferiblemente en una silla de respaldo recto porque…, si es muy cómoda, a lo mejor te duermes). Ponte ropa holgada, pero si no es posible aflójate las prendas que te aprieten la cintura o la garganta para evitar estorbos. Procura no cruzar los brazos ni las piernas porque a larga pueden incomodarte.
Si quieres, pon música suave de fondo, o tal vez prefieras el silencio. A veces me gusta fijar mentalmente una escena concreta, como el jardín donde sitúo a los niños. Otras veces dejo la mente en blanco, abierta a cualquier imagen que me pase por la cabeza.
Nuestro cerebro funciona a varios niveles de conciencia.
Dichos niveles se llaman “beta”, “alfa”, “theta” y “delta”. El nivel de conciencia normal en que nos desenvolvemos se llama beta, es el que tenemos mientras trabajamos en la vida cotidiana. Cuando nos situamos en estado de meditación, estamos en alfa, que es el estado en que podemos crear escenas e imágenes en la pantalla de nuestra mente. También existen los niveles theta y delta, a los que llegamos a medida que profundizamos en el estado meditativo. Delta es el estado que alcanzamos durante el sueño. A casi todos nos funciona bien el estado alfa, y salimos del con la sensación de estar frescos y renovados.

Cada cual decide el tiempo que desea dedicar a la meditación. Si sólo dispones de cinco o diez minutos, puede ser suficiente. No obstante, para que el beneficio sea completo, es mejor dedicar veinte minutos, porque la meditación estimula la tranquilidad, relaja la tensión y libera de ansiedades en la medida en que te desprendas de los problemas. Los problemas no desaparecen necesariamente, pero la meditación puede influir positivamente en la forma de afrontarlos. A veces encontramos soluciones cuando nos tomamos un tiempo para sentarnos tranquilamente.

La meditación es una forma muy relajante y apaciguadora de sobrellevar el estrés y la ansiedad de la vida cotidiana. Muchos médicos se la recomiendan a sus pacientes como práctica acertada y saludable. Es una forma calmante y agradable de pasar un rato tan breve, y además con lleva múltiples beneficios.

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