EL CUENTO DEL PATITO FEO.
TOMADO DEL LIBRO “LOS CONSEJOS DEL BÚHO” DE HORACIO
JARAMILLO LOYA.
Se cuenta que en cierta ocasión pusieron un huevo
desconocido en el nido de una pata para que lo incubara junto con otros huevos
en un pequeño gallinero del rancho. Cuando rompió el cascarón, el patito se
puso caminar con la madre y durante algún tiempo dio brincos como los demás
patitos y conmigo granos de maíz. Sin embargo, el patito se sentía feo y
grotesco, porque llevaba algo dentro del corazón que lo hacía ser diferente a
todos los demás en el gallinero. Sentía deseos e impulsos tan extraños, que los
demás patos no lo querían y su madre se veía desconcertada ante sus
extravagancias. Un día, caminando por el rancho, llegaron a un estanque, y el
patito, tan pronto vio el agua, sintió un fuerte deseo de aventarse a ella,
mientras la pata se quedaba en la orilla, cloqueando angustiadamente.
El patito feo encontró en el agua su hogar y decidió ir
hasta la orilla y cuenta la historia que nunca se sintió culpable porque su
madre se quedó lloriqueando sin atreverse a tocar el agua. Igualmente resulta
cierto que muchos condicionamientos genéticos, sociales, familiares y
religiosos impiden el cambio en muchas personas, las cuales, a pesar de los
intentos, se quedan atoradas en las circunstancias y allí permanecen inmóviles
hasta que se desprende la vida del cuerpo.
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