EL HOMBRE NUEVO

EL HOMBRE NUEVO.

DE ERICH FROMM

Tomado de “TÚ UN GANADOR” de LUIS NORMAN, ed. EMU.

El hombre nuevo debe  tener las siguientes cualidades:

- Disposición abandonando toda forma tener para poder SER.

- Sentir seguridad, tener sentimientos de identidad y confianza basada en la fe en lo que es, en la necesidad de relacionarse, interesarse, amar, solidarizarse con el mundo que nos rodea, en lugar de basarse en el deseo de tener, poseer, dominar al mundo y así ser esclavo de las posesiones.

- Aceptar el hecho de que nadie ni nada exterior al individuo da significado a su vida, sino que esta independencia radical, y no la ambición, puede llegar a ser la condición de la actividad plena, dedicada a compartir e interesarse por los demás.

- Estar plenamente donde uno se encuentre.

- Amar y respetar la vida en todas sus manifestaciones, sabiendo que no es sagrada la cosa, ni el poder, ni lo que está muerto, sino la vida y todo lo que contribuye a su desarrollo.

- Tratar de reducir, tanto como le sea posible, la codicia, el odio, las ilusiones.

- Vivir sin adorar ídolos, porque ha llegado al estado en que no necesita ilusiones.

- Desarrollar la capacidad de amar, junto con el pensamiento crítico, no sentimental.

- Desprenderse del narcisismo y aceptar las limitaciones trágicas inherentes a la existencia humana.

- Hacer del pleno desarrollo de sí mismo y del prójimo la meta suprema de vivir.

- Saber que para alcanzar esta meta es necesaria la disciplina y respetar la realidad.

- Saber que ningún desarrollo es sano si no ocurre en una estructura.

- Desarrollar la imaginación, pero no para escapar de las circunstancias intolerables, sino para anticipar las posibilidades reales, como medio para suprimir las circunstancias intolerables.

- No engañar, pero tampoco permitir ser engañado. Se puede admitir ser llamado inocente, mas no ingenuo.

- Permitir la unión por la vida y renunciar a la conquista de la naturaleza, a someterla, explotarla, violarla o destruirla. Cooperar con ella.

- Gozar de la libertad no arbitraria, pero que ofrezca la posibilidad de ser él mismo, y no un manojo de ambiciones.

- Saber que únicamente algunos cuantos han alcanzado la perfección en todas esas cualidades, pero SER, sin la ambición de alcanzar la meta, reconociendo que esta ambición sólo es otra forma de codiciar, de poseer.